En esta oportunidad compartimos la reflexión de Alma Harris (Universidad de Swansea, Reino Unido), una de las académicas e investigadoras más destacadas a nivel global en el área, quien expresa sus recomendaciones para liderar escuelas en estos tiempos tan desafiantes a nivel global. Para Harris, no es posible hacer predicciones claras, no existen certezas sobre cómo continuar y tampoco es posible ver una solución cercana a la suspensión de clases, por lo que se requiere un tipo diferente de liderazgo y una forma distinta de ejercerlo.
En tiempos de cuarentena y ante la suspensión global de clases presenciales por la crisis sanitaria, ha surgido una nueva forma de educación: en el hogar, basada en el uso de la tecnología y en la actividad remota, con poco (o nulo) contacto físico. Por tanto, lo que sabíamos sobre lo que significa una buena enseñanza repentinamente ha debido ser redefinido e implementado por medio de clases en línea. Además, el liderazgo escolar -tal como lo entendemos- ha sido re-modelado radicalmente durante este período de cierre de las instituciones educativas.
¿Qué dice la evidencia?
No existe evidencia previa sobre prácticas de liderazgo escolar en situaciones de pandemia. Por ello, al recurrir a la literatura general sobre liderazgo y a la evidencia sobre colaboración efectiva en línea, aparecen algunos puntos, ideas y reflexiones que pueden ser útiles para aquellos que actualmente se encuentran en posiciones de liderazgo en organizaciones educativas y salas de clases.
Como sabemos, el liderazgo escolar no es una propiedad única de quienes componen los equipos directivos. Si entendemos el liderazgo como una influencia, entonces las y los docentes también lo ejercen a diario. Más aún, en tiempos de crisis se necesita un liderazgo distribuido en todos los niveles, que permita abordar desafíos complejos y manejar la carga que significa liderar en tiempos de incerteza (Harris, 2013).
Es sabido que los mejores líderes escolares forman a otros y otras líderes y construyen culturas positivas donde el talento profesional, las capacidades y el conocimiento de todos los educadores y educadoras se expresan, potencian y extienden. Liderar en un mundo virtual no es imposible, pero requiere de un esfuerzo extra para mantenerse conectados con otros de forma significativa, sosteniendo las relaciones entre pares, además de mantener la organización funcionando.
¿Cómo funciona en la práctica?
Para aquellos responsables por liderar salas de clases y escuelas hoy en día, el panorama de la educación es aún emergente y la práctica del liderazgo sigue evolucionando. Sin embargo, el liderazgo escolar continúa siendo una fuerza positiva y fundamental al momento de dar forma a los valores de un sistema educativo que se ha alejado de su eje. En el presente, las y los líderes escolares, profesores y asistentes de la educación son la cara visible del sistema escolar y de sus instituciones. Cada persona cuenta, cada uno es un líder y el trabajo colectivo es ahora el más importante catalizador del cambio y la acción.
Liderar a otros a distancia requiere establecer protocolos de compromiso claros sobre la comunicación en línea y la colaboración, con el fin de asegurar una experiencia positiva para todas y todos los participantes. Esto incluye crear límites sobre la comunicación con colegas y agendar espacios de tiempo adecuados para la discusión. Es necesario que estos límites sean respetados, de modo de entregar al equipo el tiempo y espacio para hacer otras actividades y satisfacer otras necesidades, por ejemplo, aquellas relacionadas con la familia, amigos, entre otros.
Por otro lado, no todas las personas son competentes en lo tecnológico ni se sienten seguras con este formato. Por esta razón, dentro de lo posible, es importante que las y los líderes intenten contactarse con ellos por una vía única, asegurando que exista un patrón predecible de comunicación. Esto serviría para descender los niveles de estrés del equipo, asegurando que no existan diferentes canales de comunicación que compitan entre sí.
Por supuesto, es necesario que exista una dirección, guía y coordinación formal de liderazgo, asegurando la superación de estos tiempos de inseguridad global, pánico y preocupación. No existe un modelo claro de liderazgo en tiempos como estos, ni un camino predeterminado a seguir, ni tampoco una lista validada de actividades. Lo que sí existe son profesionales de la educación dedicados, compasivos y altamente competentes, quienes están tratando de ser y hacer lo mejor posible.
- Establecer una visión de liderazgo: qué es lo que más importa y qué aspectos tienen una significancia marginal.
- El liderazgo local y contextualizado necesita responder más que nunca a situaciones impredecibles y en desarrollo.
- Conectar con la experticia y el apoyo de la comunidad para potenciar la capacidad de lidiar con temas complejos; forjar vínculos con los grupos de apoderados y la comunidad, con el fin de dar soporte a las familias.
- Las prácticas de liderazgo colaborativas y entre organizaciones son clave, dado que los problemas que surgen son multidimensionales y requieren el aporte de diferentes especialistas.
- Mantener el foco de las conversaciones en torno al aprendizaje y la enseñanza: si bien, la tecnología puede entregar soluciones técnicas para el aprendizaje, las demandas pedagógicas necesitan ser cuidadosamente pensadas y planificadas.
- El aprendizaje en línea también pone en relieve los problemas de equidad: no todos los estudiantes tienen acceso a las nuevas herramientas de enseñanza y aprendizaje. Por ello, este es un desafío actual a tener en consideración.
- Cada persona está enfrentando, además, sus propios problemas. Por ello, la amabilidad, la gratitud y la empatía serán una clave para hacer las cosas.
- No todas actividades por hacer van a ser completadas en el marco de tiempo deseado. Por ello, es importante realizar demandas razonables al equipo y ser paciente con otros y con uno mismo.
- Estos tiempos son tensos y estresantes. Por ello, es importante monitorear los estados emocionales propios y del equipo.
- El cuidado personal y la consideración deberían ser una precupación central, con el fin de que se mantenga saludable y bien como para ayudar a otras personas. El autocuidado y la buena salud son una base del liderazgo durante la cuarentena.
Texto traducido y adaptado por Claudia Llorente y Paulo Volante